La mente juega con nosotros y no nos deja ver.
Pero hay un instante en el que logramos hacer un viaje interior, serenando nuestras emociones.
Y así, en el momento oportuno, comenzamos a escuchar otras voces, donde el amor y la concordia nos permiten elegir el camino de la sanación.
Podemos diseñar los pasos a seguir, compartiendo las experiencias con aquellos que caminan a nuestro lado.
Es entonces, cuando afrontamos los cambios con los pies en la tierra y el corazón lleno de luz.
María Silvia Rodriguez 2/11/2012
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